jueves, 22 de noviembre de 2012

K42 ARGENTINA


¡K42 Argentina!, suena bien me digo cuando me llama “Depa” para decirme si me gustaría ir a esa conocida carrera del otro continente. Por esas fechas ya estaré liado con el esquí, pero la verdad ir a correr tan exótica me llama mucho la atención, dicho y eso.


En octubre corrí en la Blue Trail, la última prueba que dispute, me vine de Tenerife con una victoria con sabor agridulce, pues la jornada terminó con el fallecimiento de un corredor, desde aquí, mi más sentido pésame a la familia. La idea era poner mi punto final del verano en esta isla, pues en noviembre comenzamos con los glaciares, la nieve acapara la motivación. Con este planteamiento cargo la furgo y cojo dirección hacía Tignes. Mismo parking, mismos vecinos y mismas ganas de devorar metros.
Así pasan los primeros seis, 16.000 metros en mi reloj y las buenas sensaciones que vuelven.
Avión desde Ginebra rumbo a la Pampa o cerca... no tengo muy claro dónde voy… durante las 33 horas de vuelo de ida me da tiempo de aclararme, vamos al lado de Bariloche ¡suena bien!

La noche del martes nos recibían en Villa La Angostura, lo más parecido a las fotos de películas que había visto. Gente muy amable y cordial nos rodean junto a un terreno volcánico.
El miércoles para abrir boca decido irme con Miguel Heras desatendiendo a todo razonamiento y consejo de Pau (mi entrenador) a hacer todo el recorrido, tenemos todo el día y poder entrenar con mi tocayo es algo que no puedo hacer muy a menudo. El primero de los dos bucles los hacemos todos juntos, Luis, Depa, Ohiana, Uxue, Mohamad y el guía estrella Mauri, son varios de los compañeros de viaje. Fotos, risas, y unas vistas increíbles, como fondo de escena.
En la segunda parte, ya nos quedamos los Migueles, para ir combinando más ratos de silencio mezclados con sudores y ratos de caminar, efectivamente estamos ante lo que se conoce como ataques encubiertos...todos en favor del bejarano, pero como disfruto quedándome a rueda de ¡Heras!



El final se me hace eterno, mi tocayo hace dedo incluso viendo que casi ni levanto los pies del suelo, pero para dos km… le digo… 
Al día siguiente entreno con todo el grupo de nuevo, junto con la familia Salomon. Con la recogida del dorsal vamos comenzando el ritual de carrera, van comenzando las estrategias mentales de carrera, nervios, por pocos que hayan ahí están, eso no cambia como la hora.
Como víspera de carrera, una presentación ante los medios, fotos, entrevistas, etc. cuando deje de correr igual me dedico a algo de esto, me gusta el fanfarroneo.
El sol resiste, las nubes parece que nos van a separar del astro durante la jornada, algo que nos favorece, es primavera y volver a un día de mucho calor no creo que nos beneficie.
La salida comandada por Luis nos va poniendo en fila, las sensaciones no parecen malas, pero falta velocidad, así que el segundo grupo claramente es el mío. Se van Luis, Miguel y Wyatt.
Vamos haciendo km y logro alcanzar a Ricki Gates antes de la bajada. Este me marca cada paso, vamos los dos solos y las sensaciones son buenas. Dos minutos son las referencias que nos dan con los tres de cabeza, de modo que al llegar abajo cambio el ritmo e intento irme solo, no sé si será demasiado pronto me digo pero bueno el envite ya está lanzado, ahora toca apretar los dientes.


Me voy yendo de mi binomio pero no parece que recorte tiempo al tercero hasta que antes de llegar arriba veo a Luís. Un grito cavernícola de ánimo es lo primero que nos sale a los dos.
Va tocado, me dice que tire después de animarle para que me acompañe, egoístamente sigo corriendo con la esperanza de dejar de ver su sombra. Para mi sorpresa así sucede, esto me lanza moralmente. Wyatt es el siguiente objetivo, me veo capaz de todo y a los gritos de: “Vasssssha bestia” corono el punto más alto.  La bajada me la conozco y veo al neozelandés que no baja confiado. Menos de dos minutos me hicieron falta para llegar a él con una zancada que no recuerdo tener, animándole menos que a mi paisano le digo con mi penoso inglés: ¡go Jhonny go! 
Cuarenta minutos de bajada después me veo de nuevo por las calles de Angostura, con esa sensación que solo se siente en esos momentos, se que esta no es muy buena descripción, pero es que no tengo palabras, pero si sonrío entrando en Galicia entrando el 56... Imaginaros entrando segundo en Angostura. Ultima mirada atrás en la línea de meta (esto son como los cubatas siempre es el último) y abrazo al indiscutible campeón, le doy una mezcla totalmente igualada de felicitaciones y agradecimientos. ¡GRACIAS Y ENHORABUENA MIGUEL!

De nuevo, desgraciadamente y como si de un “dejavou” se tratara nos comunican que uno de los dos mil compañeros que corrían con nosotros a perdido la vida por una “muerte súbita”.
Desgraciadamente estas noticias nos están acompañando en “nuestras fiestas” del deporte, confiemos y esperemos que sea la última, al tiempo de dar un fuerte abrazo a la familia, DEP.


Al día siguiente nos acercamos a animar a los más peques de la K42, 150 metros de ilusión y risas es lo que vemos en estos deportistas de menos de un metro. Por la noche después de cenar compartimos una amena sobremesa con Diego y toda la organización a los que les doy mi más sincero agradecimiento por estos días inolvidables y el deseo de volver a correr por sus tierras. Eso si, por lo menos dentro de un año, que se les hayan olvidado los chistes de Eugenio, que en una semana conté todos los que me sabía y tendré que comenzar a repetir, después de dos o tres Quilmes. Y ahora de vuelta a los Alpes a cerrar el paréntesis y seguir disfrutando de la montaña.



La concentración de la FEDME, acompañará los últimos días del mes, es decir, metros, risas y muy buena compañía para dar comienzo  a la temporada 2012-2013 de SKIMO.
También es hora de ir mirando el calendario invernal, pero lo más probable es que empiece con el Campeonato de España de cronoescalada en La Molina el 29 de diciembre. Buena forma de terminar el año, ¿no?