lunes, 27 de enero de 2014

Copa del Mundo de Esquí de Montaña en Verbier



Solo estar aquí es todo un lujo, un premio y un objetivo.
Este es el quinto año si no me equivoco que formo parte de la Selección Española de esquí de montaña. La ilusión y la motivación siguen intactas o si me apuras incluso un poco más. Como las fuerzas que año tras año voy avanzando alguna posición cuando todo sale bien.
Los años por contra van sumando también y al mirar el buen ambiente y rollo que tenemos dentro del equipo, no se me escapa tampoco que, si bien antes era el más “yogurín” ahora los únicos que me superan en años... ¡son los técnicos! Ja ja ja


Entrando en materia, Verbier, Suiza, World Cup, una combinación explosiva. Y la guinda, primera prueba del circuito y primera edición de la carrera. Lugar que será base de los Campeonatos del Mundo el año que viene.

La carrera, subidas y bajadas francas sin demasiada dificultad técnica. Tenemos tiempo a reconocer un poco el recorrido antes de ponernos el dorsal.

Todos tenemos ganas de romper el hielo, de ver si todas las pruebas hechas con anterioridad eran o no reales. Con estos pensamientos y los nervios y la adrenalina correspondiente de la salida nos vemos todos juntos. Temblando a la vez de frío y de incerteza, miradas de reojo y ¡GO!

Salida complicada y todos en fila, cada uno intentando seguir el ritmo del delante. El que no, buscaba el hueco para adelantar a su predecesor y buscar su ritmo. Estas salidas son muy agónicas pareciendo que no hay segunda subida, ni tercera, ni mucho menos cuarta.
Yo mantengo un buen paso con gente que suelo seguir, esto me motiva y me hace no perder comba. Los metros van pasando y al llegar a la bajada, mezcla de falta de confianza y algo de técnica, me quedo solo, algo que intento evitar siempre para que la diosa COMODIDAD no se apodere de mí y me aparte de la tan dulce sensación de SATISFACCIÓN.


Al alcanzarme otro francés y Nil, intento con todas mis fuerzas unirme a su escuadra, sin éxito, pues en la siguiente bajada me vienen los recuerdos de la anterior, con el sumun, del cansancio.

Última subida, bajada y meta. Otro francés me pasó en este último segmento. Lejos de los 6 y 7 corredores que me pasaban antaño, consigo un 26 puesto en la clasificación general. Un buen resultado y un buen porcentaje con respecto al primero: nuestro Kilian.

Entre analizar pros y contras de carrera y recuperar para el día siguiente, nos vemos de nuevo con el dorsal puesto. El domingo, justo en la ladera de en frente, donde horas antes dábamos lo mejor de nosotros.

Hoy es todo más agónico, menos estrategia, es fuerza y capacidad de sufrimiento. Parece que todo funciona ¡sí! Atravesamos el pueblo de Verbier, innivado, la piel de gallina y de nuevo en la pista. He podido aguantar el tramo del pueblo y me veo con fuerzas para ir cogiendo más corredores. Alguna pagando excesos prematuros va dejando paso. Yo voy intercambiando todo el rato la posición con un corredor francés, ninguno de los dos queremos ceder. No miro adelante ni atrás, mis espátulas ocupan todo mi interés, mi respiración y mi concentración. Me veo dentro de la traza, ya hay más gente animando, ahora sí, mirada hacia atrás y último esfuerzo... El 16, casi no me lo creo, lo que cerca del 20 considero un buen resultado, hoy, me resulta casi perfecto.

La semana siguiente nos quedaremos por Courchevel (Francia), así aprovecharemos a ver los recorridos de la siguiente parada de la Copa del Mundo. Pinta bien, no estaremos todos pero los buenos entrenos y el buen rollo están asegurados.

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