Sin querer o al menos sin tenerlo previsto, me veo en la primera carrera de
correr del año. Este fin de semana tengo un paréntesis de oxigenación. Llevo muchas
carreras seguidas y algunas no demasiado bien, debido a la dichosa gripe ¡pero
ya todo eso es historia!
Esta carrera me la recomendó mucha gente, me hablaron genial del ambiente,
la organización y el recorrido.
La buena climatología, el entorno inmejorable, salida desde dentro de un
castillo, un helicóptero grabando, mucho público y como si no hubiera mañana
comenzamos en bajada y por asfalto. Todo anunciaba que el ritmo sería… el que fue…
En las primeras rampas ya por pista, parece que la cosa se tranquiliza. Yo
voy lanzado y comienzo a marcar el ritmo. Me encuentro bien y si puedo prefiero
ser yo el que ponga el ritmo. Así va discurriendo toda la carrera. Por
escenarios de todo tipo. Subidas y bajadas cortas hasta llegar a la subida cronometrada.
Al pie de esta, hay un jamón como premio. ¡Aquí está la gracia!, si lo quieres,
lo tienes que cargar a la espalda hasta la línea de meta.
A mi paso ni me lo planteo, parece grande y pesado y casi prefiero ganar. Y
como ya me había dicho mi amigo Toni:
“Si cuando pase por allí lo veo me lo llevo ha ha ha” y como llegó bastante
adelante, allí lo tenemos en la encimera de su casa para presentarle nuestros
respetos un día de estos.
Volviendo al final de la carrera, dada la falta de kilómetros que llevo en
la bajada de esta, penúltima subida, me coge un muy fuerte Pere Rullan y me
hace sudar de lo lindo para conseguir unos escasos 20” en meta.
Después una buena butifarrada, una bolsa del corredor ejemplar y muchas
risas para celebrar un buen inicio de la temporada, aún por llegar y buen
jornada excepcional.
P.D: no defraudó ni una sola descripción que me hicieron de la carrera. Y
casi sin tiempo para escribir esta crónica... a Cambrils a correr la Mitja
Marató que tanto me gustó el año pasado... a ir quitando carbonilla...
Os dejo con el vídeo de la carrera
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