Ahora sí, tanto si llegas bien
como si no tanto. Muchas horas de entreno, muchos pensamientos...
Uno de los claros objetivos del
año. Evidentemente y para no faltar ni a la verdad ni a la más evidente
realidad, el objetivo en esta competición para mí no es ganar. Bastante lejos
de la cabeza el objetivo real, es acercarme lo más posible a la misma. Por eso
cuando mucha gente me dice: “no... es que los que vais a ganar como tú...”
(ahora hablando del verano…) y yo les comento que sé perfectamente lo que es ir
a una carrera sabiendo que no vas a disputar… sé lo es.
El caso es que siempre vamos a
dar el máximo pero hay que tener los pies en la tierra y aún mejorando cosas
año tras año, quedan unas cuantas por seguir limando.
Este año añadiéndole la
incertidumbre reglamentaria, le sumaré que llevo tres semanas con una gripe
bastante vaga, que no quiere irse. Diré más la semana pasada apenas me dejó correr
el Campeonato de España de crono... demasiada emoción…
El viernes se disputa la crono,
carrera que se me suele dar mejor que la individual, el martes mismo, para no
esperar más la voy a reconocer. Pendiente media, mantenida y alrededor de los
700 metros, será dura, pero no me disgusta.
Y así nos plantamos en el día en
que la gente comienza el fin de semana, con un calor y humedad de justicia,
todos juntos, mezclando los nervios con la tensión, las risas con las miradas
de desconfianza y ambición... una mezcla bastante curiosa.
Go! sin decir el clásico 3... 2...
comienzan las primeras zancadas. El objetivo mío, psicológico, es olvidarme de
la parte de delante y detrás, centrarme en mis sensaciones. Y así hago, casi no
miro más que mis espátulas y un poco las colas del de frente, para intentar
engancharme en estos ritmos agónicos. Parece que me he deshecho del fantasma
del virus y esto me da moral. Hay mucha gente animando, es casi como correr en
casa. Queda muy poco y sin haber contado a la gente que me precede, tengo la
impresión de que voy bastante bien. Delante llevo a Boscacci, no de debe ir muy
bien pues siempre me suele sacar bastante tiempo. Ambicioso, en el último muro
antes de la meta, le ataco, me pongo delante suyo casi a la misma velocidad que
él me vuelve a pasar a mi... uff… que justo voy ya... me quedo casi clavado
mientras escucho que se acaba en el segundo arco que veo... el rojo ¡el rojo! me
grita todo el mundo, ahora sí, miro atrás para evitarme alguna desagradable
sorpresa de última hora y ¡meta! hiperventilaciones, babas y dos minutos
después felicitaciones y una gran... gran sensación de satisfacción. Un 15º
puesto que me sabe genial a 1’48” de la cabeza y hemos entrado 15 corredores.
Esto da una clara visión de cómo se está poniendo el nivel.
De aquí me voy con dos conclusiones,
por un lado que me deshice, bueno aún de vez en cuando, de los mocos y otra que
me encuentro bastante fuerte y valiente para el domingo.
Esta otra será diferente. Para
empezar tenemos un día sino frío, cerrado, nevando y con muy poca visibilidad.
Las sensaciones siguen siendo buenas,
algo cansado de piernas pero bien. La carrera es larga, muy larga. De modo que
salgo reservando. Tras la primera larga subida tenemos una pequeña diagonal.
Aquí cometo el primer error: me salgo de la traza y me quedo clavado en la
nieve nueva. ¡Venga! una pequeña remontada con pieles y la segunda bajada ¡mal!
¡Bajo fatal! no veo nada y cada giro que hago pierdo más velocidad, ¡lo menos
me han pasado 6! ¡Madre mía! Pongo pieles de nuevo y ahora toca apretar los
dientes, la he liado bastante y ahora hay que intentar rehacer el entuerto.
Me voy encontrando genial, recuperando
puestos y con fuerzas, esto arrastra también a la moral que casi me adelanta...
eh ¡no te pases! me digo...
La siguiente bajada la hago algo
mejor y estoy abriendo hueco, bien… ya la última subida, esta me la conozco y
sé que es larga, venga queda poco. No me ha ido cogiendo nadie, ni subiendo ni
bajando, último esfuerzo y veo el punto más alto de la subida.
Ya sólo queda la última bajada. Repitiendo
el gesto del viernes, mirada atrás y para abajo. Apurando los coletazos de
fuerza bajo, completamente retrasado de posición hasta ver el arco de meta ¡el
rojo! Me digo apenas riendo acordándome de la crono.
En esta ocasión me tengo que
quedar con un 26º puesto. He conseguido recuperar lo que perdí al principio sin
opción a más.
Cuando no sale todo perfecto
sucede esto, pero de todo se sacan las lecciones positivas y de esto, si que
tengo experiencia...
Tras esta parada europea
recuperaremos fuerzas y miraremos hacia la siguiente, ahora dos días de desconexión,
¡qué también hace falta!
Hala pues,a descansar y saborear lo vivido, Miguel. Un placer compartir días por Andorra y poder veros hiperventilar hasta caer rendidos....impresionante. Qué bonito y qué durísimo es el skimo, sobre todo al actual nivel, cierto. :)
ResponderEliminarUna cronica genial!! Felicidades por el resultado! !!
ResponderEliminarBien luchado Miguel! Todo un placer leer tus crónicas! A descansar y a dar mucha guerra en las próximas carreras! Aupa Titán!
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