Esta es la tercera vez que voy y espero que se pueda hacer entera y conseguir subir a tan preciado Piz Boe, punto más alto de la carrera con 3160 metros.
Con un cartel de participantes que da miedo de solo leerlo pongo rumbo a Canazei. El viernes el km Vertical, a pesar de que cada vez me veo más lejos de esta especialidad, espero que no sea que me estoy haciendo mayor… Voy con ganas, son 2300 metros para recorrer los 1.000 metros de desnivel. Una pendiente media casi del 50%. ¡Casi nada!
Me pondría a decir los corredores que estábamos en la línea de salida pero tardaría mucho, de modo que seguiré diciendo que tras el pistoletazo nos pusimos todos a mover piernas y palos ¡como locos! Buff... que complicado, si sales muy fuerte te pasas pero si pierdes el tren... ¡qué difícil!! En esta ocasión creo que me he pasado, pues cuando me pongo a contar los corredores que llevo y no hago más que mirar para tras, es signo de que mis fuerzas me han abandonado al tiempo que la concentración.
Pues llega arriba y no fuerces más para el domingo no estar reventado, pienso. Así hago y llego a meta en un 20 posición que no me deja buen sabor de boca, así es este bello deporte. Para abajo que hay que recuperar, hotel, relax y por la noche unas cervecitas con la gente de la Sportiva, no es que me guste la cerveza es solo cuestión de educación.
El sábado lluvioso nos “obliga” a estar en la cama descansando toda la mañana, por la tarde salgo a trotar y briefing.
Día D, una mañana fría y soleada nos asegura que subiremos al pico ¡genial! Calentamos, buenas sensaciones y bien, en esta ocasión saldré con palos desde el principio. ¡Comienza la fiesta!
Como era de esperar es Ionut el que marca el ritmo, con Kilian, Padua... la fila se va estirando en torno al diez me sitúo yo, con un ritmo duro y constante vamos comiendo metros.
No es que me encuentre genial, pues con lo agónico que es no hay manera, pero me voy manteniendo con los mismos corredores, esto quiere decir que va bien la cosa.
En las últimas zetas de la Forchela aparecen Mateo y Nejh a un ritmo brutal, me intento enganchar pero no puedo ¡menudo ritmo! Llegados al collado dejo los palos, que recuerdos más gratos me vienen... tras beber algo me pongo a correr, las piernas me responden bastante bien hasta encarar los últimos metros de subida que parece que todo se ralentiza, debe ser la altura.
Segundos más tarde y tras beber de nuevo, toca bajar: una primera parte más técnica y helada no dejan correr muy rápido, al revés que metros más abajo donde intento aprovechar para alargar lo más posible la zancada y rectificar los metros que tengo que rehacer, porque si me he perdido un poquito... pero enseguida consigo enlazar de nuevo con un grupo de seis que me habían pasado.
Tras pasar casi todos me lanzo en busca de Owens, por el camino cojo a Eric, que carrerón ha hecho, está fortísimo. Después Nejh y por último y casi llegando a la meta Agus. No consigo darle caza pero me quedo con un 8 puesto en una de las carreras con más nivel que he corrido. Ambientazo, recorrido increíble, mucho nivel y un ambiente que siguen dejando a esta carrera en el lugar que se merece, sencillamente inolvidable.
Por la tarde unos vinos con sello Sportiva nos hacen relajarnos, reírnos y rehidratarnos para el próximo reto: el Gir di Mont.
¡Gracias a Massimo, Giulia, Paola, Diego y todo el equipo por hacernos sentir tan a gusto!
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