viernes, 19 de octubre de 2012

1ª Edición de la Gorbeian Suzien


La semana pasada nos trasladamos hasta la nueva y sorprendente Gorbeia Suzien.

Una primera edición en la que se ve que hay una ilusión increíble en hacer bien las cosas y eso se nota, pero sobre todo, se agradece.
Alojados en un hotel, en el cual a veces dudo de si mis modales están a la altura, disfrutamos de los verdes campos que nos envuelven. Sufrir la lluvia a diario no nos gusta... pero cada vez que venimos nos alegramos de que así sea.



Un briefing muy completo donde nos describe un recorrido muy diferente en todas sus partes, personalmente me recuerdan sus bosques a Zegama, casi lo único que conozco por aquí.
Ya en la línea de salida muchas caras conocidas, Ionut, principal y razonable favorito, Raul, Agusti, David, Javi, Oier, Fernando ¡madre mía! ¡Contando así, nos vamos a ir muy abajo en la clasificación!
Mis sensaciones son buenas y  me concentro pero me veo ya con el corazón en la boca en la primera cuesta cerrando un segundo grupo ¡esto irá rápido hoy!

Después de esos primeros repechos voy buscando mi ritmo y lo encuentro en la subida más fuerte, al monte Gorbea, una loma increíble y eterna, un montón de gente nos anima ¡gracias! Y me señalan el camino de bajada según llego arriba con los ojos cruzados.
Es curioso tan sólo hace un minuto deseaba bajar y ahora que me tengo que tirar en "tumba abierta" preferiría estar subiendo.

He remontado bastante me coloco en segunda posición, muy lejos de Ionut pero me veo combativo con el resto. Durará poco, pues después de pasarme Hassan y no poder hacer más que verle marchar, me quedo en un tercer puesto hasta que “locomotora Javi Olabarria” me pasa por encima en uno de los tramos más embarrados ¡a estos vascos les gusta más el barro que al de Ghost!

Fuerte en un último repecho me vuelvo a acercar a él pero inútiles quedan mis intentos de sorprenderle pues casi a la vez de girarse se acaba la cuesta y se vuelve a tirar para quitarme cerca de un minuto en meta.

Gran jornada la vivida aquí, me quedo con la medalla de chocolate. He tenido  buenas sensaciones, he disfrutado, he pelado y sobre todo he sufrido como un salvaje.

Por la tarde un paseíto por Bilbao y un domingo relajado de café y periódico, eso sí, previamente un trote matutino con Ester para despedirnos de los montes de Euskadi ¡Hasta pronto!

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